Una bicicleta eléctrica o pedelec es una bicicleta a la que se le ha acoplado un motor eléctrico para ayudar en el avance de la misma. La energía es suministrada por una batería que se recarga en la red eléctrica.
Su autonomía suele ser de unos 25 a 50 km y su velocidad máxima en llano de unos 40 km/h.
En la Unión Europea, legalmente tienen la consideración de bicicletas a efectos de circulación, siempre que:
No superen un peso de 40 kg.
Sólo proporcionen asistencia mientras se pedalea (no pueden tener acelerador)
El motor se desconecte a partir de 25 km/h
Potencia no superior a 250 W
Su autonomía suele ser de unos 25 a 50 km y su velocidad máxima en llano de unos 40 km/h.
En la Unión Europea, legalmente tienen la consideración de bicicletas a efectos de circulación, siempre que:
No superen un peso de 40 kg.
Sólo proporcionen asistencia mientras se pedalea (no pueden tener acelerador)
El motor se desconecte a partir de 25 km/h
Potencia no superior a 250 W
Al resto de bicicletas eléctricas se las considera ciclomotores, y requieren licencia o permiso de conducción.
Existen algunos modelos que además permiten recargar la batería mientras la bicicleta esta en movimiento (frenada regenerativa).
El sistema funciona gracias a la versatilidad de los motores eléctricos que pueden funcionar como motores o como generadores.
La batería se recarga al bajar por una pendiente, al frenar o al pedalear (en caso que el usuario desee mantenerse en forma ).
Es bastante común que las bicicletas eléctricas sean también plegables, dado que como estas su uso es mayoritariamente urbano.
Equipadas con un pequeño motor eléctrico, estas bicicletas permiten a sus poseedores recorrer mayores distancias, en el caso de este modelo ofrece una autonomía de 62 km; y desde su lanzamiento han conseguido convertirse en un éxito importante de ventas, concentrando ya un 25% de las ventas durante el pasado año y se espera que en este su cuota alcance números mayores.
Existen algunos modelos que además permiten recargar la batería mientras la bicicleta esta en movimiento (frenada regenerativa).
El sistema funciona gracias a la versatilidad de los motores eléctricos que pueden funcionar como motores o como generadores.
La batería se recarga al bajar por una pendiente, al frenar o al pedalear (en caso que el usuario desee mantenerse en forma ).
Es bastante común que las bicicletas eléctricas sean también plegables, dado que como estas su uso es mayoritariamente urbano.
Equipadas con un pequeño motor eléctrico, estas bicicletas permiten a sus poseedores recorrer mayores distancias, en el caso de este modelo ofrece una autonomía de 62 km; y desde su lanzamiento han conseguido convertirse en un éxito importante de ventas, concentrando ya un 25% de las ventas durante el pasado año y se espera que en este su cuota alcance números mayores.
Pero, una vez en marcha, ¿hasta dónde se puede llegar con el pequeño motor que disponen? La autonomía depende del estado de carga que presente la batería y de la energía que pueda acumular. Las baterías tienen un comportamiento diferente según de qué material estén compuestas:
Baterías de plomo: es la tecnología más antigua, aunque todavía se mantiene porque proporcionan más autonomía. Son más baratas -entre 100 y 120 euros-, también más pesadas y sólo duran un año por término medio.
Baterías de níquel: más caras que las de plomo -entre 150 y 300 euros-, con menos autonomía, pero, a cambio, duran entre 3 y 4 años. Se recomienda descargarlas completamente una vez al mes para evitar el efecto memoria, el fenómeno por el que pierden capacidad al realizar ciclos de carga irregulares, y que resta autonomía a la bicicleta.
Baterías de litio: al igual que las de níquel también duran alrededor de tres años, aunque se trata de la alternativa más costosa -entre 300 y 400 euros-. Presenta dos ventajas, tiene algo menos de 'efecto memoria' y su peso es más reducido que las de níquel.
El hecho de que tanto las baterías de litio como las de níquel sean más ligeras provoca que se incremente la autonomía de las bicicletas hasta equipararla con la que ofrecen las de plomo.
Baterías de plomo: es la tecnología más antigua, aunque todavía se mantiene porque proporcionan más autonomía. Son más baratas -entre 100 y 120 euros-, también más pesadas y sólo duran un año por término medio.
Baterías de níquel: más caras que las de plomo -entre 150 y 300 euros-, con menos autonomía, pero, a cambio, duran entre 3 y 4 años. Se recomienda descargarlas completamente una vez al mes para evitar el efecto memoria, el fenómeno por el que pierden capacidad al realizar ciclos de carga irregulares, y que resta autonomía a la bicicleta.
Baterías de litio: al igual que las de níquel también duran alrededor de tres años, aunque se trata de la alternativa más costosa -entre 300 y 400 euros-. Presenta dos ventajas, tiene algo menos de 'efecto memoria' y su peso es más reducido que las de níquel.
El hecho de que tanto las baterías de litio como las de níquel sean más ligeras provoca que se incremente la autonomía de las bicicletas hasta equipararla con la que ofrecen las de plomo.
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